jueves, 13 de mayo de 2010

Cuspides, fosas, ecuador, y mas

Términos de referencia, guía u orientación en los dientes

Las propias estructuras anatómicas de los dientes establecen una serie de términos de referencia, guía u orientación, con el propósito de sistematizar sus descripciones, que deben ser entendidos como los que nombran la estructura, pero también con el significado de “hacia… ” (fig. 2.6).

La corona y la raíz se unen por sus bases, unión marcada externamente por la línea o borde cervical. Cuando el diente está in situ, dicha línea está en relación con el borde libre de la encía o gingiva, por lo que puede también denominarse línea o borde gingival, así el término cervical se emplea para referirse a las regiones cercanas al cuello del diente, tanto de la corona como de la raíz.

La unión de dos caras del diente forma un ángulo diedro que recibe el nombre de las dos caras que lo forman, por ejemplo: ángulos mesiovestibular, distolingual, y así sucesivamente.

La forma de los arcos dentarios y de las caras de las coronas dentarias determinan dos características morfológicas importantes: la del arco o curvatura (fig. 2.7) y la del ángulo (fig. 2.8), las que hacen que exista simetría opuesta entre los dientes de cada hemiarco.


La característica del arco o curvatura se describe como que la parte mesial de las caras vestibulares de las coronas dentarias es más abultada que la parte distal de dicha cara.

La característica del ángulo se refiere a que el margen mesial de la corona forma con el borde incisal un ángulo más agudo que el formado por el margen distal; lo cual es más evidente en los incisivos superiores.

Ecuador dentario

Es la línea periférica que circunda a la corona dentaria, pasando siempre a través de la zona de mayor convexidad o abultamiento en cada punto de la superficie coronaria. El ecuador dentario limita dos zonas en las coronas: supraecuatorial (que es funcionalmente expulsiva) y otra infraecuatorial (que es funcionalmente retentiva). Se define un ecuador dentario anatómico invariable para cada diente, ya que está determinado por la propia forma de la corona; es una línea irregular, pues obedece a la diferencia de nivel de las zonas de mayor convexidad de la corona (fig. 2.9). En la práctica se determina el ecuador dentario clínico o protésico, que depende de la posición del diente en el arco.


La determinación del ecuador dentario se realiza durante la construcción de prótesis dentarias parciales para dise?ar el tipo y colocación de los elementos de soporte (apoyos) y retentivos (retenedores) de dichos aparatos protésicos. Toda vez que el ecuador dentario clínico o protésico depende de la posición del diente, su trazado ha de hacerse sobre los modelos de estudio y trabajo de los pacientes, montados en articuladores y con la ayuda de un instrumento especial llamado paralelímetro.

Línea cervical, unión amelocementaria o cementoesmáltica

Con este nombre se designa al borde, línea o unión entre el esmalte coronario y el cemento radicular, es decir, es el límite entre la corona anatómica y la raíz anatómica del diente.

Desde el punto de vista aplicado, la línea cervical tiene importancia en la clínica estomatológica, porque las restauraciones dentarias llegan habitualmente hasta el nivel cervical. Se entiende que debe lograrse un sellaje adecuado entre el material de restauración y el cuello del diente. Un sellaje insuficiente puede provocar filtraciones con la consecuente recidiva de caries. Por su parte, obturaciones “desbordantes” a nivel cervical se traducen en trauma y lesión a la adherencia epitelial con el desarrollo de enfermedad periodontal que puede comprometer ulteriormente incluso al ligamento periodontal y al hueso alveolar.

La línea cervical no es igual en todos los dientes, pero puede establecerse un grupo de regularidades en su morfología


La línea cervical es convexa hacia apical en las caras libres (vestibular y lingual) de las coronas dentarias, mientras que es cóncava hacia apical en las caras proximales (mesial y distal). La curvatura es menos profunda en las caras distales que en las mesiales.

La profundidad del arco de la línea cervical es mayor en los dientes más anteriores y disminuye en profundidad (se hace más rectilínea) a medida que progresamos hacia distal en el arco.

En los dientes multirradiculares con frecuencia la línea cervical forma un saliente o “espolón” de esmalte que coincide con la zona de bifurcación radicular.

La línea cervical es peculiarmente abultada en las caras vestibulares de los incisivos temporales e inferiores permanentes, formando el llamado reborde labiogingival.

Son prominencias alargadas del esmalte, habitualmente de sección triangular.

Los más estables e importantes son los rebordes marginales (fig. 2.11) que aparecen en las caras oclusales de premolares y molares orientados hacia mesial y distal y en las caras linguales o palatinas de incisivos y caninos también proyectados sobre los contornos proximales; en estos últimos dientes ambos rebordes marginales se unen entre sí a nivel cervical por un reborde muy desarrollado, sobre todo en los dientes superiores llamado cíngulo (fig. 2.12). Los rebordes marginales son afilados en premolares y molares y romos en incisivos y caninos. No se les puede observar con mucho relieve en las caras linguales de los incisivos y caninos inferiores.



La función de los rebordes marginales es proteger la relación de contacto del “empaquetamiento” de alimentos en las áreas de fuerte impacto masticatorio, caras oclusales de molares y premolares, y caras palatinas de incisivos o caninos superiores. Por tal razón deben ser cuidadosamente reproducidos en las restauraciones dentarias, respetando su relación anatómica y funcional.

Por vestibular, a nivel del cuello, existe un reborde llamado reborde labiogingival o proceso cervical, mucho más manifiesto en los incisivos y en los dientes temporales.

Cúspides

Son elevaciones del esmalte, que adoptan forma piramidal, puntiagudas, y están situadas en las caras oclusales de molares y premolares. Se denominan según el ángulo de la corona hacia donde se sitúen, por ejemplo: cúspides distopalatina, mesiovestibular, entre otras. En el borde incisal de los caninos aparece una cúspide única provocada por la disposición en ángulo de este borde. Las cúspides poseen caras o facetas orientadas en diversas direcciones que están separadas por bordes denominados aristas. Las caras o facetas también son denominadas, por su orientación, planos inclinados.

El reborde que separa las caras libres de las cúspides (orientadas hacia vestibular y lingual o palatino) de los planos inclinados cuspídeos orientados hacia la cara oclusal, se denomina reborde longitudinal y será vestibular y lingual o palatino, según la cara del diente donde estén situados.

Los rebordes que separan entre sí los planos inclinados cuspídeos orientados hacia la cara oclusal del diente, se denominan rebordes triangulares y serán vestibulares o linguales o palatinos, de acuerdo con la situación de la cúspide a la cual pertenezcan.

Tubérculos

Son eminencias de menor tama?o que las cúspides, algunas con bastante semejanza, y pueden no ser constantes. Están, por lo general, delimitados por surcos menos profundos que los que se hallan habitualmente en la cara oclusal. Pueden encontrarse con suma frecuencia en las caras oclusales de los terceros molares y, ocasionalmente, en otras, por ejemplo: el tubérculo de Carabelli en mesiopalatino del primer molar superior permanente, y el tubérculo de Zuckerkandl en cérvico-mesio-vestibular de los primeros molares temporales.

Lóbulos

Son las regiones donde da inicio el proceso de calcificación de los dientes, y por eso se consideran lóbulos de desarrollo. Existen en número determinado para cada diente y aparecen en el diente brotado como elevaciones o mamelones del esmalte, separados por discretos surcos; su relieve se va reduciendo con el desgaste dentario (masticatorio o de otro tipo) y puede llegar a desaparecer.

Fosas

Son depresiones más o menos profundas de la superficie adamantina. Algunos autores las consideran cúspides invertidas. La mayoría de ellas se encuentran en las caras oclusales de los molares; son las fosas principales a las que se les designa por su situación en esa cara: fosa central, fosa mesial, entre otras. A las mesiales y distales se les agrega la denominación de triangulares por su forma. Las situadas en las caras oclusales de premolares comúnmente se les nombra fositas por su menor tama?o.

Existen otras fosas en las caras vestibulares de los molares inferiores y en las caras palatinas de los molares superiores; son fosas secundarias y se denominan según la cara y el diente donde se hallen.

Surcos, estrías y fisuras

Constituyen depresiones más o menos de forma lineal en la superficie adamantina, y se les designa de acuerdo con su magnitud o profundidad.

Los surcos son los más superficiales, tienen forma longitudinal y su fondo siempre es de esmalte. Los mayores separan las cúspides entre sí, los menores delimitan los rebordes marginales, tubérculos o lóbulos. Pueden continuarse en las caras libres del diente, funcionalmente deben permitir el deslizamiento de “escape” de las cúspides antagonistas.

Una variante más profunda que el surco recibe el nombre de estría. En la práctica, la tradición ha conducido a usar ambos términos de manera bastante indistinta.

Las fisuras son depresiones longitudinales del esmalte, pero el defecto es de tal magnitud que deja solución de continuidad entre un pliegue adamantino y otro, con fondo de dentina.

Todas las depresiones del esmalte: fosas, fositas, surcos, estrías, fisuras, son zonas de propensión a caries. Se deduce que su propensión aumentará en proporción directa con su profundidad y su ubicación en zonas de difícil acceso al cepillado o autolimpieza por la saliva, lengua, labios y carrillos. En ellas se facilita la formación y depósito de la placa dentobacteriana, que es la causa etiológica principal de la caries y la enfermedad periodontal Todas las elevaciones (cúspides, rebordes, tubérculos) o convexidades (ca-ras libres) del esmalte, son zonas de inmunidad relativa a la caries. El correcto cepillado y normas de higiene bucal, reduce aún más el riesgo de formación y depósito en ellas de la placa dentobacteriana

Fig. 2.13. Zonas de propensión a caries. Todos los surcos, estrías y fisuras. Fosas linguales de
incisivos y caninos, fosas centrales y fosas triangulares en premolares y molares, fositas vestibulares
de molares inferiores y fositas palatinas de molares superiores, área de la relación de
contacto; área subcingular de dientes anteriores, tercios cervicales de las caras libres de todos
los dientes (por debajo del reborde labiogingival).

Raíces dentarias

Las raíces dentarias constituyen una de las partes del diente cuyo conocimiento ofrece gran interés desde el punto de vista clínico aplicado, pues los procedimientos de la exodoncia, cotidianos en la atención estomatológica, dependen en gran medida de la anatomía externa de las raíces. Por su parte, la endodoncia atiende fundamentalmente a la anatomía interna del diente.

Las raíces reciben los nombres de acuerdo con la cara o ángulo de la corona del diente hacia la cual se sitúen (de la cual sean continuación), por ejemplo:

raíz mesiovestibular del primer molar superior, raíz distal del segundo molar inferior, raíz palatina del primer premolar superior. Esto es válido para los dientes con más de una raíz, pues las raíces de los dientes monorradiculares solo se denominan como su diente, es decir, “raíz – tal” de “– tal diente”.

La raíz de cada diente puede dividirse en tres partes

1. Primera sección radicular (tercio cervical). Relacionada directamente con el cuello del diente.

2. Cuerpo radicular (tercio medio).

3. Extremo apical (tercio apical).

En los dientes monorradiculares, todas estas partes de la raíz se continúan una en la otra sin límite o demarcación precisa, solo la porción apical se diferencia claramente del resto por su forma cónica, afilada y porque frecuentemente muestra desviaciones o inclinaciones, sobre todo hacia distal. En los dientes multirradiculares, la primera sección radicular es habitualmente única, y después, la raíz continúa dividiéndose de acuerdo con el patrón morfológico radicular del diente en cuestión (fig. 2.16).

Los dientes monorradiculares son los incisivos y caninos de ambos arcos, el segundo premolar superior y los premolares inferiores. En los caninos inferiores aparece, con cierta frecuencia, la bifurcación del extremo apical. En ocasiones el segundo premolar superior puede presentar también bifurcación en el extremo apical. Excepcionalmente, esta característica puede ocurrir también en los premolares inferiores.

Los dientes birradiculares son los molares inferiores, donde las raíces son mesial y distal, y el primer premolar superior, cuyas raíces son vestibular y palatina. Es posible que el primer premolar superior se presente con una sola raíz. En los segundos molares inferiores ambas raíces tienden a la inclinación distal. Puede presentarse la fusión radicular en una sola raíz cónica. En los terceros molares inferiores es notable la desproporción entre la corona muy voluminosa y la raíz relativamente peque?a. La inclinación es preferentemente distal, pero puede presentarse en otras direcciones.

En los dientes trirradiculares, que son los molares superiores, dos de las raíces se orientan hacia vestibular, una de estas es mesiovestibular y la otra distovestibular; la tercera raíz es palatina. Característicamente los extremos apicales de estas raíces muestran una inclinación diferente: la mesiovestibular hacia distal, la distovestibular hacia mesial y la palatina hacia vestibular. En los segundos y terceros molares superiores se mantiene la tendencia a la inclinación distal, pero pueden encontrarse inclinaciones en todas direcciones.

Cuando un diente tiene más raíces que lo normal, a ellas se les denomina según su situación, pero solamente esto tiene interés práctico cuando esas raíces supernumerarias tienen un tama?o considerable, por lo general son nombradas de forma general como radículas. Es frecuente la radícula distolingual en los molares inferiores, sobre todo en el segundo. La multiplicidad de raíces, raíces supernumerarias y radículas dificultan la exodoncia y los tratamientos pulporradiculares. Existe una peculiaridad morfológica que aparece con regularidad en las raíces dentarias y se denomina característica de la raíz y describe la inclinación distal constante de las raíces dentarias (fig. 2.17).


El eje radicular está inclinado hacia distal respecto al eje longitudinal principal del diente. Esta característica se debe a la combinación de dos fenómenos dentro de los procesos de formación, desarrollo y crecimiento dentarios:

1.

La calcificación dentaria progresa desde la corona hacia la raíz, es decir, lo último que se forma del diente es el ápice radicular.

2. El diente experimenta un proceso continuo de erupción, primero activo y después pasivo en dirección oclusomesial.

La característica de la raíz está acentuada en un grupo de dientes por inclinaciones apicales en sentido distal, por ejemplo: en el incisivo lateral superior. Además, es una peculiaridad anatómica a tener en cuenta siempre durante los tratamientos pulporradiculares.

Sección transversal radicular

Uno de los intereses principales del conocimiento de la morfología radicular es su aplicación a la exodoncia, por lo que es importante exponer la conformación de las raíces en sus secciones transversales, pues explica sus tendencias o esquemas rotacionales ante los movimientos de luxación durante la extracción de los dientes, qué movimientos tienen más éxito en cada diente y cuáles pueden ocasionar fractura de la raíz, o al menos ser ineficaces para la extracción del diente. Se exponen a continuación las consideraciones funcionales en relación con la sección transversal radicular según el doctor Roberto Hernández Corvo.

Las secciones o cortes transversales de las raíces dentarias pueden ser enmarcadas en tres formas o contornos fundamentales:

1. Triangular: las raíces con este contorno son fácilmente expulsivas y permiten movimientos rotacionales. Característica de los incisivos centrales superiores y la raíz palatina de los molares superiores, sobre todo el primero (fig. 2.18).


R: movimiento rotacional.

Las mayores dificultades en la extracción de estos y otros dientes y raíces se deben fundamentalmente a una serie de accidentes anatómicos como la longitud extrema de la raíz (canino superior); las dislaceraciones apicales (incisivo lateral superior, primer premolar superior, terceros molares); “acodamientos”, puentes interradiculares (frecuentes en dientes multirradiculares); hipercementosis (que puede ocurrir en dientes hipofuncionantes, solitarios, en inoclusión o sobrecargados); raíces supernumerarias y radículas; “perlas de esmalte”; entre otras.

2. Circular: las raíces con esta conformación no tienen las amplias posibilidades rotacionales de la sección transversal triangular, pero admiten cierto esfuerzo rotacional, que será más exitoso en la medida en que los radios no sean muy diferentes en longitud. Característica de los incisivos laterales superiores, raíces distovestibulares de los molares superiores y las radículas (fig. 2.19).


R: movimiento rotacional.

3. Rectangular: las raíces enmarcadas en el contorno rectangulares son raíces fuertes, potentes, estabilizadoras, verdaderos “anclajes” dentarios(fig. 2.20). Habitualmente se ven en ellas surcos longitudinales por mesial y distal. Su mayor diámetro es el vestíbulo-lingual y el menor el mesio-distal, por lo que los movimientos de mejores posibilidades en su exodoncia son los de “vaivén” en sentido vestíbulo-lingual.


O: centro de rotación.OA: radio mesial o distal. OB: radio vestibular o lingual. C y C?: surcos longitudinales.

RF: tendencia a la fractura por rotación.

División en tercios de las partes y caras de los dientes

Las partes y las caras o superficies dentarias pueden ser divididas en “tercios” con el propósito de describir y ubicar las estructuras y lesiones dentarias, así como los procedimientos operatorios a realizar o realizados en el diente. La división en tercios es un recurso de guía o referencia en el diente. La división puede ser sencilla –en un solo sentido o dirección–, o bien realizarse de forma más complicada, cruzando varios sentidos o direcciones, con lo que se logra una división en “cuadrantes”.

Los tercios “simples” se denominan de acuerdo con la dirección de división: tercio oclusal o incisal, central o medio, cervical, apical, vestibular, lingual o palatino, mesial, distal. Los tercios o cuadrantes “compuestos” se denominan uniendo los nombres de aquellos por cuya combinación se forman: mesio-cervical, medio-vestibular y así sucesivamente. Las raíces dentarias también pueden ser divididas en tercios. La división en tercios más empleada para las raíces dentarias es en sentido transversal: tercio cervical, tercio medio y tercio apical (fig. 2.21).


En sentido longitudinal, la división en tercios está también descrita para las raíces dentarias, pero es poco usada debido a sus escasas dimensiones relativas en esa dirección, y entonces se hace referencia solo a las caras de la raíz en cuestión, nombrándolas según las caras homónimas de la corona hacia la cual se orienten.

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